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Cómo elegir el SAI adecuado para tu empresa

SAI

Un SAI (Sistema de Alimentación Ininterrumpida) es un dispositivo que almacena energía gracias a sus baterías y otros elementos y que, en caso de interrupción del suministro eléctrico, puede aportar electricidad a aquellos aparatos que necesiten estar conectados. Otra función de los SAIs es la de optimizar la calidad de la energía que llega a los diferentes aparatos conectados, filtrando subidas y bajadas de la tensión.

Estos sistemas son muy importantes para la empresa, puesto que en caso de corte del suministro no se apagarán los aparatos que estén conectados, evitando averías tanto en el hardware como en el software: estos últimos componentes, si no se apagan de manera correcta, pueden no volver a funcionar bien. En caso del hardware hasta pueden quemarse partes de la fuente de alimentación o incluso afectar a la placa base y la memoria RAM (el equipo quedaría inutilizado, al menos, durante un tiempo). Los SAIs ofrecen un servicio continuado a los clientes.

En el mercado se encuentran muchos tipos de SAIs y elegir el que mejor se adapta a las necesidades concretas de una empresa depende de varios factores: el número de equipos que estarán conectados y la periodicidad y duración de los cortes de suministro que se producen habitualmente entre otros. Actualmente se encuentran sistemas en el mercado que oscilan entre los 60€ y los 1.200€ para aplicaciones domésticas: la variación en el precio depende de la potencia que son capaces de suministrar.

Antes de comenzar a investigar sobre los SAIs, se deben conocer unos conceptos básicos, como la forma en que se mide la potencia consumida (en vatios, W): es el resultado de multiplicar la tensión (en voltios, V) por la corriente alterna (en amperios, A). En los equipos informáticos es muy habitual, además, encontrar la potencia aparentemente consumida (en voltiamperios, VA).

Ahora toca reflexionar sobre los equipos de la empresa. ¿Cuánto tiempo de alimentación debe suministrar el SAI en caso de corte de suministro? ¿Qué potencia consumen los equipos que se conectarán al SAI? A más tiempo de alimentación, mayor será el SAI y, a más potencia que deba suministrar, más caro será el aparato.

Cada SAI incorpora una hoja técnica con las especificaciones particulares, reflejando los valores nominales máximos que podrían entregar (se expresan en vatios y voltiamperios): este dato es muy importante, puesto que nunca se pueden superar esos valores (generalmente, el factor de potencia de un SAI ronda el 60%).

Para poder elegir el SAI adecuado, debe conocerse el consumo de la empresa. Hay que convertir la potencia de cada equipo informático de vatios a voltiemperios y viceversa y conocer la fuente de alimentación que el equipo tiene incorporada: si la entrada es por condensador, el valor de potencia ronda el 60% y, si incorpora un factor de potencia corregido, se dispone del 100%.

Ahora que ya se sabe qué potencia deberá proveer el SAI, se elige el tipo de conexión más adecuado. Todos ellos incorporan multitud de claves (de red eléctrica y de datos) y, por lo general, un CD de instalación. Existen dos tipos de conexiones: de lazo abierto o de lazo cerrado.

La conexión de lazo abierto consiste básicamente en intercalar el SAI entre la red eléctrica y los equipos informáticos. Si hay un corte en el suministro, comienza a funcionar, proporcionando 220V de corriente alterna a los equipos hasta agotarse las baterías. Por lo tanto, después de un tiempo, los equipos acabarán por apagarse.

En caso de los SAI con conexión de lazo cerrado, los aparatos conectados se apagarán de “manera suave” cuando se interrumpa el suministro. Esto se consigue a través de un software configurable que envía la orden de apagado normal a través de un cable (de serie o USB) cuando las baterías se vayan agotando.

Este software permite además configurar un watchdog que permite reiniciar el ordenador cuando el sistema operativo se queda bloqueado durante un tiempo (definido por el usuario). Este tipo de SAI es el más recomendado para los servidores o equipos informáticos que suelen estar desatendidos y que, en caso de corte de suministro, deban ser reiniciados de manera inmediata.

Antes de decidirse por un SAI en concreto, lo mejor es contactar con profesionales que asesoren sobre las necesidades concretas de la empresa. Además, las páginas web de los fabricantes suelen contar con calculadoras de dimensionamiento, que realizan los cálculos necesarios de manera automática. También garantizan que los valores nominales no sean sobrepasados.

Los fabricantes también ofrecen planes de mantenimiento de los SAIs, necesarios para su buen estado y para que funcionen correctamente en caso de necesidad.

La compra de uno o varios SAIs es una inversión de futuro para la empresa: se debe pensar en todas las tareas que no se podrán realizar en caso de suspensión del suministro eléctrico y el coste que supondrá que los empleados tengan que volver a configurar los equipos.